domingo, 24 de junio de 2018

Del duelo a la resistencia creativa


¨La soledad no consiste en no tener personas alrededor, 
sino en no poder comunicar las cosas que a uno le parecen importantes, 
o de callar en ciertos puntos de vista que otros encuentran inadmisibles¨ 
Carl Gustav Jung

Hay en el mundo ciudades de arena, como Perth; un arenero poseído por una nostalgia del mediterráneo que se ve en los jardines donde siembran olivos y cipreses, y en los patios donde explotan granadas repletas de semillas, limones amarillos y naranjas agrias.   Y los habitantes, inmigrantes todos, invasores de grandes extensiones de lo que fue la tierra habitada y jamás poseída por los aborígenes. Todo es de arena en Perth, hasta los corazones y las patas de los saltamontes. Doscientos años de excavación, cambiaron el árido paisaje por una ciudad Lego; de calles, edificios y trenes asépticos, de señores lego-men con trajes amarillos moviendo grúas y retroexcavadoras. 

Desde esta ciudad a donde vine a dar. Desde este territorio que siempre me ha sido tan impropio, tan árido desde todo punto de vista, escribo hoy con el corazón pulverizado; pulverizado porque el único país del cual cargo un pasaporte, un país en las antípodas de este que se llama Colombia, que todo el mundo aquí escribe como Columbia, se va convirtiendo también en un lugar extraño, borroso, desconocido. Imagino que los astronautas cuando ya han salido de la tierra, y la ven como una pelota azul que podrían atrapar con la mano, experimentan un vértigo parecido, que como sabemos, viene acompañado de náuseas y también de vómito. Ese vértigo es al mismo tiempo un despojo y un duelo. 

Y para purgar todas estas emociones, para conjurar el miedo, les propongo una catarsis colectiva, que nos mantenga unidos, que nos reconecte con el del lado. Leamos más, escribamos más, creemos más, salgamos, conectemos. Hablemos los que podemos, sincerémonos los unos frente a los otros. Hagamos que por fin se sienta esta diversidad, este desencuentro, y lo que ayer nos separó que nos una. No demos la espalda, no seamos indiferentes ante las ofensas y no creamos en las adulaciones. ¡Alerrrrtaaaa!  Tú que me lees, no estás solo, yo estoy aquí escribiendo desde una motivación que ha permanecido siempre intacta, y esa luz que llevas en los ojos, esa con la que me estás leyendo, me sigue dando aliento, es el alma que pones cada día en todas las cosas, es pura humanidad.

Yo te invito a que pasemos del duelo a la resistencia creativa. 

 Lo.

Idilio, de José Asunción Silva. LA ORQUESTACIÓN MODERNISTA 04-25-24

 Idilio   - Ella lo idolatró y Él la adoraba...  - ¿Se casaron al fin?  - No. señor. Ella se casó con otro.  - ¿Y murió de sufrir?  - No, se...