martes, 12 de diciembre de 2023

Los armarios vacíos por Annie Ernaux

La transgresión en esta novela es: 

En 1964 una estudiante francesa de literatura moderna está abortando, 

en el medio de la crisis existencial que le genera el hecho del aborto recuerda su infancia, como hija de los dueños de una tienda de abarrotes en una pequeña provincia del norte de Francia. 

Y cómo ha sobresalido a través de sus estudios, siendo la más brillante de su clase. 

Justo su brillantez e inteligencia es el origen de la ruptura en la que se da cuenta que nunca ha pertenecido a la clase social a la que deseaba ser desde que pisó la escuela privada. ´

Cuáles eran las aspiraciones de sus padres y la diferencia entre esto y sus aspiraciones personales y el cuerpo, siempre el cuerpo y el deseo del que no ha podido desprenderse desde que tiene uso de razón. La sexualidad de las niñas, etc, las fantasías sexuales de la infancia.

En la novela, Annie Ernaux nos muestra cómo la culpa y la vergüenza se construyen sobre los estereotipos de las clases sociales. 

Las expectativas que ponen las familias en la educación de sus hijas. 

La culpa viene de esas expectativas que las familias en ascenso ponen sobre la educación de sus hijas

¿Qué pasa cuando la educación está basada en preceptos religiosos ultracatólicos?

Los armarios vacíos es una novela vital

en la entrevista se reflexiona sobre cómo el tema de la moralización de la infancia y nos remiten a dos lecturas necesarias para entender la sociedad francesa en los tiempos modernos (o de la primera parte del siglo XX): 

Las pequeñas niñas modelo de La Condesa de Ségur

y La Taberna de Emile Zolá. 

de la moralización de las niñas a través de la educación

la ruptura entre la educación y la sociedad

los abismos entre las clases sociales, 

la culpa y la vergüenza, 

son algunos de los temas de los que trata esta novela

Entrevista sobre los armarios vacios de Annie Ernaux

martes, 28 de noviembre de 2023

Estupor y temblores de Amélie Nothomb

 




Terminé de leer la novela corta de la escritora belga Amélie Nothomb, 

esta novela fue escrita en 1991 y publicada en 1999, 

el acoso laboral es el gran tema de la novela, con un estilo directo y de humor negro. 

Una joven belga francófona de veintidós años que aspira a ser traductora en una empresa japonesa cuenta su primera experiencia laboral en una gran corporación en Tokio, sus modales, actitudes, sagacidad e inteligencia le resultan muy pretenciosos a sus superiores y día tras día le asignan destinos más degradantes hasta que termina limpiando los baños de uno de los pisos del edificio. 

Todos los días se defenestra por los enormes ventanales del piso cuarenta y uno. Solo su gran imaginación logra mantenerla en pie, aunque no precisamente viva, logra mantenerla en estado de ESTUPOR* o temblor.

Por fortuna para ella esta parte del cerebro que fantasea, es lo único que no pierde en el estado casi vegetativo al que ha sido sometida. Ayudada también por el romanticismo propio de los recuerdos de la primera infancia, donde la autora vivió hasta los cinco años.

Esta novela es un acto de valentía de autoafirmarse luego del trauma a través de la escritura y la memoria y del arte como manifiesto político. Esa es la grandeza de Nothomb.

Sobrevivir a la violencia corporativa es un acto de heroísmo. En el país más productivo del mundo, Nothomb reflexiona ¨si por algo merece ser admirada la (mujer) japonesa -y merece serlo- es porque no se suicida¨. 

¿Cómo han logrado millones de mujeres en el mundo mantenerse o ascender en un mundo laboral erigido en la misoginia?

Lorena Escorcia.

*(Estupor: Estado de inconsciencia parcial caracterizado por una disminución de la actividad de las funciones mentales y físicas y de la capacidad de respuesta a los estímulos )

miércoles, 15 de noviembre de 2023

Extinción

Extinción

 

Y si no fuera solo un capricho

marinado todos estos años

en un frasco de segunda mano en tu cocina 

que preserva esa imagen tuya y mía

embalsamada en la salmuera de tus deseos

para saciar el hambre de tu espanto

entre dos pedazos de pan duro 

Y si fuera verdad que un día 

Desatara mis manos para romper el cielo

Y lloviznar bajo la sombra de tu árbol

al abrigo de tu hielo

Y si de verdad quisieras un perro

y lo llamamos Niebla

y lo sacamos juntos a pasear una tarde de domingo

Y si no fuera por todos estos años

en los que también he sido tan feliz

con todo lo que no me has dado

Y si no fuera por nuestra inmoral imaginación

Y te confesaras los domingos  

bajo estas cortinas sin ventana

Y desayunáramos todos los días en la misma mesa 

sin acudir al chat de la sodomización intermitente

Y te gustara el café y de verdad a mí

hacer tortas de zanahoria

Y si me acompañaras a las ciudades donde aterrizo 

Y de vez en cuando quisieras caer conmigo sobre esta sábana de lucecitas titilando,

esta sabana de Bogotá

Y si fuera así es verdad que ya no habría razón para el deseo

Y si fuera así es verdad que sólo nos quedaría conformarnos con la extinción

Pero no

mañana me vas a escribir otra vez para preguntarme cómo estoy 



martes, 7 de noviembre de 2023

La muerte en Venecia de Thomas Mann

 

La muerte en Venecia, Thomas Mann

 

Resumen

 

Un famoso escritor en edad madura emprende un viaje hacia la Venecia de principios del siglo XX. Se alberga en un hotel del Lido frente a la playa, allí ve a Tadzio, un adolescente polaco. El escritor delira con la belleza del chico y fantasea con él día y noche. Debería dejar el lugar ante la inminente epidemia de cólera, pero embelesado por el estímulo visual que ofrece el muchacho, se queda en Venecia y muere.  

 

Pregunta dramática

 

 ¿Tadzio le abrirá alguna puerta a Gustav von Aschenbach?



El perro Blanco

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Resumen de mi propuesta

 

A finales de los años noventa en Colombia, el joven Javier Blanco se enamora de Fernando Orozco, su compañero de último año de colegio. Sin poder expresar abiertamente su amor, se embarca en una serie de situaciones para demostrarle su adoración, pero fracasa. Ante la decepción amorosa parte hacia la ciudad donde vivirá experiencias que lo ayudarán a aceptar su orientación sexual.

 

Pregunta dramática

 

¿Javier Blanco encontrará a alguien que sea capaz de amarlo?


miércoles, 10 de mayo de 2023

EL AMANTE DE MARGUERITE DURAS

 Esta novela narra recuerdos de la vida de una adolescente hija de colonos franceses en Saigón, 

Lo que se ve a lo largo de la narración es la negligencia de la madre, la negligencia en la que se puede dejar a los hijos cuando son expatriados sin muchas redes de apoyo emocional, pero en realidad a la edad de 13 o 14 años es difícil controlar los impulsos de la adolescencia y esto hasta en la mejor de las familias.  En el relato, la protagonista describe la negligencia en la que la tenía su madre, quien estaba un poco loca, lo sé, porque yo también ya he vivido en la expatriación dos o cinco veces, que pues uno lucha es para mantenerse vivo y con eso ya sería suficiente. Creo que en esa época nadie le prestaba mucha atención a los hijos, que tuvieran un techo, vestido y tres comidas al día creo que era suficiente y no se pensaba mucho más en temas psicológicos y de salud mental.  

Es una narración importante desde el punto de vista histórico, además un gran desafío para una mujer contar todo esto tan íntimo en la época en que la autora lo contó y lo publicó. Muy escandaloso para la época e incluso ahora, es este mundo tan morrongo!!! Aún en muchas familias y escuelas no se habla abiertamente de la sexualidad de las niñas adolescentes. Un tema tan vital para la salud de las mujeres y de la especie. Creo que eso me gusta del relato su desprendimiento de atavismos religiosos y moralistas. 

Es un libro necesario aunque en lo personal a mi no logra conmoverme su narración  de tono ´afectado´, donde ella, ya madura, cuenta su primera experiencia sexual con un ejecutivo chino mucho mayor y por obvias razones poderoso. Pero que al final no era tan poderoso, porque aunque él hubiera querido no la hubiera podido esposar, porque su padre no le hubiera permitido casarse con una francesa pobre. Las dos caras de la misma moneda. Lo que quizá me generó más ruido es que ella se percibe como si la hubieran dejado en la pobreza, y quizá era una pobreza afectiva que ella interpreta como una pobreza material...pero a mi no me resulta así... creo que en comparación, Margarite Duras no estuvo tan privada de recursos. 

miércoles, 3 de mayo de 2023

Ama de invierno

 

Ama de invierno

 

La mañana despierta desvestida de nubes

Hastía con el sol rascándole la cara,

se levanta

 

Saca la ropa de la lavadora,

La extiende en las cuerdas de la luz,

pasa un gato

 

El viento embistió contra el árbol anónimo

Que vive solo y descalzo

en el patio

 

Toma una taza de café y se sienta

Con las piernas cruzadas

frente al televisor

 

Con un pulgar aprieta los botones

Con el otro el sensor de su

iPod Touch

 

Con un índice aprieta sus pezones

Con el otro sus labios.

 

¡Es tan frío!

 

No quedan más hormigas ni insectos

que matar.

 

 

 Magda Lorena Escorcia.

 

Para la realización de este texto utilicé el verso libre con estructuras enmarcadas o circulares.

¿serán paparruchas?

 

Lorena Bobbitt contra ataca

 

 

Lorena Gallo, quien se hizo célebre en 1993 como Lorena Bobbitt, es la principal sospechosa del asesinato del actor de porno John Wayne Bobbitt, encontrado muerto en extrañas circunstancias en su apartamento de Las Vegas.

 

La manicurista ecuatoriana de un metro cincuenta de estatura, quien se hizo famosa cuando cortó con un cuchillo el pene de su marido y lo arrojó luego por la ventana del  automóvil, fue declarada ‘no culpable’ en 1994 y enviada 45 días al hospital psiquiátrico por considerarse que la agresión fue provocada por estrés pos-trauma, producto de años de abuso y humillación por parte del marino Bobbitt.

 

Lorena declaró que había cortado el pene de su marido en un ataque de ira luego de que él la violó cuando llegó borracho, también alegó que el hombre se masturbaba, no la hacía sentir orgasmos y la había obligado a abortar.

 

John Bobbitt, a quien le fue reimplantado el trozo de pene que la policía encontró tirado en las estribaciones de una carretera en Virginia, tuvo que aparecer en dos películas pornográficas: John Wayne Bobbitt Uncut y Frankenpenis, para pagar los costos de la cirugía. Unos años más tarde había pasado dos semanas en prisión bajo los cargos de violencia doméstica contra su prometida Kristina Elliot y luego acusado por su tercera esposa Joanna Ferrel, por la misma razón. En el 2004 se le imputó el robo de 140.000 dólares en ropa en un lujoso almacén en Nevada. En la actualidad llevaba un proceso por amenazas contra el cirujano James T. Senn por no haberle querido alargar más el pene. Las autoridades no descartan que se trate de un suicidio, debido a los  múltiples fracasos sentimentales y financieros del actor.

 

 

 

JOSELIN

 

Hay cosas y personas que solo están a la vista de los niños, cosas a la altura de los niños, Joselín es una de ellas.  En los ochentas solía poner encima del trípode una cámara muy grande y pesada, metía la cabeza dentro de una manta negra, disparaba un botón, y a los pocos segundos sacaba un papel cuadrado y brillante, de bordes y proporciones perfectas, que nunca mentía sobre una realidad o los colores de un segundo irrepetible; Joselín hacía fotos instantáneas.  En los tiempos en que la gente cargaba más cigarrillos de tabaco que cámaras en los bolsillos, era el fotógrafo más cotizado del pueblo.

 

Lleva cuarenta años apuntando siempre a la misma perspectiva: las torres blancas de la iglesia. Nunca ha cambiado el ángulo, ni los tres metros cuadrados de sus sitio de trabajo, tampoco el banquito en el cual tiene que pararse para tomar las fotos, ni su mirada de topo; Joselín apenas le gana en altura a su caballo de madera de un metro de altura, forrado en pelo de caballo verdadero. Si no fuera por su caballo y por su estatura, ningún niño lo vería y Joselín hubiera desaparecido ante los ojos acostumbrados de la gente, que lo ve cada día en el mismo sitio haciendo el mismo menester.

 

Es domingo por la tarde y mi hijo me lleva de la mano. Nos paramos en el centro de la plaza, yo estoy concentrada en los sombreros y en una tela de cuadros, doblada sobre el hombro, que siempre llevan los señores. Miro las torres de la iglesia, pienso en lo altas que son y me persigno. De pronto su manito me da un tirón, me lleva y me señala:

 

Mira mamá, un caballito de madera.

Buenas tardes señora, me dice Joselín.

Buenas tardes Joselín.

 

Todo el mundo lo conoce por el nombre y yo no soy la excepción. Cada persona del pueblo tiene guardada una foto que Joselín le ha tomado, en un álbum que empieza a oler a olvido en un rincón mohoso de la casa.

 

Mamá, yo quiero subirme al caballo.

 

Entonces abro el bolso y meto la mano, toco  mi cámara, me dan ganas de decirle a mi hijo que yo misma puedo tomarle la foto, que no será en el caballo pero que va a quedar incluso más bonita. Me arrepiento y le pido a Joselín hacer la foto de mi hijo en el caballo.

 va﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ amiguitas de los minutos, ahorita vuelvo.

un rincamos con pompas de jabperaballona tela doblada sobre los hombroso p

 

 

 

 

 

 

Si señora, la foto le quedará muy bien, no se preocupe, ahora tengo una cámara digital que automáticamente corrige los ojos rojos, el lunar en la cara, la luz, el foco y el encuadre, y si por alguna razón queda mal el peinado, el zapato, el cuello de la camisa, o el niño no se ríe, puedo hacerle otra foto sin ningún costo adicional.

 

¿Cuánto vale la foto?

 

—La fotico le vale cinco mil pesitos señora, pero tiene que esperar quince minuticos mientras voy a imprimirla por allí abajito.

 

Bueno, la vamos a tomar.

 

Subimos a Seb sobre el caballo, que emocionado empieza a saltar con sonrisas:

 

¡Arre caballito! ¡Arre!

 

Joselín se para sobre su banquito, detrás del trípode, pero esta vez no mete la cabeza bajo ninguna manta negra. Está mirando una pantalla y esperando a que un pequeño cuadrado fluorescente le señale el momento, en que ha logrado detener el temblor de sus manos, para dispararle un flash a la luz producida por los dientes. Una vez elegida la foto, entre cinco tomas, Joselín toma el dinero.

 

—Voy a dejar el caballito aquí donde mis amiguitas de los minutos, ahorita vuelvo.

 

Y se va.

 

Mientras esperamos damos vueltas en el parque, comemos un helado, jugamos con pompas de jabón. Pero Joselín no regresó esa tarde, quizá nos cruzamos o quizá estaba ya entrada la noche. El caballo sigue ahí, al lado de la caseta de ‘minutos a celular’, y yo todavía estoy esperando por esa foto que será testigo del paso de las generaciones.  

 

 

 

 

HAMBRE Y BONANZA

 

Text Box: Este trabajo me costó mucho, al final no encontré metáforas para describir lo que quería decir. El lenguaje del poema está influenciado por cosas que oí, leí y vi y  hablé con amigos en las últimas semanas; también por  la propuesta de La Escuela, de escribir algo acerca del tema Hambre. 

No pude evitar poner allí mis impresiones personales sobre la emigración, en este caso  hacia un país, Australia, que en este momento se considera próspero y vive de la explotación minera pero se prevé que entrará en una crisis en los próximos años. 

Creo que el tema que más me está motivando en este momento a escribir es la incertidumbre, y me gusta darme explicaciones de tipo histórico de mis sentimientos, así que quise poner ahí la idea de los movimientos de mano de obra en un mundo globalizado, un fenómeno que ha existido siempre, pero que luego de la abolición de la esclavitud toma otro carácter, porque vamos a dar nuestro trabajo de manera voluntaria, creyendo que tendremos mejores condiciones de vida, especialmente luego de la revolución industrial. Hay una pincelada también de otro tema que me llama mucho la atención, que es el tráfico de personas y de mujeres. También puse ahí una charla que tuve con mi esposo acerca del hecho de que las economías extractivas o basadas en monocultivos, como en Cuba (azúcar, tabaco) Colombia (café, petróleo, cocaína), etc. Economías basadas en un único sector traen miseria a sus poblaciones en el largo plazo, no son sostenibles. Cuando el producto se acaba o se vuelve interesante para ciertos poderes vienen el hambre y/o las guerras…
Estas son las ideas de base, luego, estuve escuchando unos programas sobre la historia de Chile y de Perú y recordé que Pablo Neruda y César Vallejo y  Martí, García Márquez y Eduardo Galeano, hablan del tema de la explotación de los recursos en sus países, que son tan ricos, pero sus pueblos tan miserables. 
Creo que este poema no tiene mucho de original, y que quizá funcione mejor como ensayo que como poema, pero expresado así, como poema, me preció más digerible y pude sintetizar mejor el tema de los ciclos del HAMBRE Y LA BONANZA.

Gracias por leer.  
HAMBRE Y BONANZA

 

Es simple,

Nos dijeron,

¡Vengan!

Que llegó la bonanza.

Trajimos las mujeres

Y de la tierra

Brotaron nuestros hijos

Así como brotó

El guano en el Perú

Excremento de murciélagos,

De las aves marinas,

De las focas

Y llegó la guerra

El hambre, la penuria.

 

Es simple,

Nos dijeron

¡Hay trabajo!

Abundancia

Traigan a sus amigos

Sus familias

Y juntamos las manos

Y excavamos

Y extrajimos

El oro en Potosí

El salitre en Iquique

Y vino

La matanza.

 

Es simple,

Nos dijeron

¡Vengan en multitudes!

Traigan todas sus lenguas

Las especies,

Hagan casas,

Cocinen,

Vengan a deleitarnos

Con su gastronomía

Trajimos nuestros bailes

Vestidos

Religiones,

Y unos años después

Cerraron las fronteras.

Dicen que somos muchos,

Indeseables,

Morimos en los mares

O esperando

A que un día

nos vuelvan a decir

Que llegó la bonanza.  

 

 

 

 Magda Lorena Escorcia-Hernández.

sobre escribir

 

¿Quién podrá ser escritor?

 

Lorena Escorcia

 

 

‘Soy el que sueña la ensoñación,

el que es capaz e soñarla;

el que es feliz del sueño

en el que no tiene necesidad de pensar’

G. Bachelard.

 

 

La creatividad es una cualidad inherente a todos los seres humanos, como lo es la memoria o la inteligencia. Durante siglos, se mostró la creatividad como un atributo de personas privilegiadas o dotadas de dones especiales a las que se llamó ‘genios creativos’. Hoy en día, sabemos que todos somos capaces de crear, es más, que no podríamos sobrevivir en ningún paraje de la tierra si no ejercitáramos esta función, pues se necesita de ella tanto para la guerra como para la convivencia armónica; para cocinar o para inventar un robot que lo haga por nosotros; para escribir un poema y enviarlo al infinito espacio virtual o para tocar con pétalos la piel de nuestro amado. Para muchos la creatividad se mide por su resultado final, dado a su vez por el aporte al conocimiento universal y por la experiencia estética[1].  Esta manera de valorar la creatividad es compleja, pero esto no nos coarta la posibilidad de ser artistas o escritores. Con estas mil palabras explicaré porqué tengo fe en el genio creativo que habita en cada uno de nosotros.

 

Como alumna de Escritura Creativa en la EEM[2], he percibido que para realizar un trabajo literario que me satisfaga, requiero dos momentos, el primero es un momento de inspiración, que puede darse en una milésima de segundo, siempre a través de un estado de ensoñación o de inconciencia, al que solo puedo llegar cuando me relajo y juego con los espacios, con las sensaciones, con los recuerdos.  El segundo es una enorme cantidad de trabajo que requiere poner el proceso creativo en un primer plano y aplazar o ajustar en el tiempo otras tareas, como la de mamá, esposa, ama de casa o médica, que es mi profesión.  Muchos adultos que hemos encontrado nuestra pasión (lo cual es enormemente difícil porque requiere de un profundo nivel de interiorización), anteponemos nuestras obligaciones, de tipo económico, social, familiar, etc. A los momentos de goce y placer que nos da la escritura. Esto es una pena y una muestra de que tenemos miedo de la siguiente condición sine qua non del artista: la libertad de pensamiento y acción.

 

Cuando me siento sola en el café de la esquina, y veo la tinta correr sobre el papel, moldeando lo que luego serán frases, párrafos e ideas que elevaré al viento como cometas ¡siento tanto placer! Me siento como una niña, o como una amante recién encontrada. Es una experiencia tan honda, ¡tan vital! Como la de hacer el amor o comer ese plato de infancia que solo nosotros sabemos cómo sabe. Es estar en el presente y no dejar que la belleza de este instante se esfume a causa de ninguna preocupación. Es haber llegado a ese automatismo del estar por estar, del respirar por respirar, ese momento de la contemplación extrema en el que uno no existe como tal, sino como un ente llevado por una fuerza inexplicable, el fuego de la pasión y la materia de la vida cuando convergen y fluyen.

 

Creo que comparto con mis compañeros sensaciones parecidas. Quería decirme  y decirles que en el camino para llegar hasta aquí encontré muchas bifurcaciones y que la mayoría de las veces tomé la dirección equivocada. Y que por esto no puedo, no podemos desaprovechar este espacio y dejar pasar esta bella oportunidad de hacer lo que nos gusta. Así sea en la edad adulta, cuando la corriente social o las obligaciones económicas se presentan como obstáculos para continuar nuestro camino por el mundo de la creación y de las artes, en este caso, por el universo de la literatura. Pues este momento no ha sido otra cosa sino el resultado de la intensión, el impulso, la determinación y el coraje.

 

Cuando empecé este curso en el 2013, pensaba que nunca iba a poder compaginar mi profesión de médico con la escritura y fue a partir de la lectura de Sir Arthur Conan Doyle, en el primer módulo de este curso, que entendí que sí se podía. Pues la literatura bebe de la experiencia humana en todas sus dimensiones y todo ser humano es capaz de crear un mundo único y estéticamente exquisito a partir de sus vivencias y su manera particular de ver el mundo.  Solo tenemos que trabajar en la expresión, en nuestro derecho a la libertad, al ocio y al juego; para dejarnos ir y ‘conectar’ en el sentido que nos enseña Nawal el Saadawi, la médica y escritora egipcia, de ‘abolir la diferencia entre el cuerpo, la mente y el alma, entre la ciencia y el arte, entre la ficción y la no ficción’.

 

Puede que sea una cuestión generacional, o por mi origen provinciano, que he visto este curso como un gran paso en mi vida, pero ciertamente lo es. Un horizonte abierto. Creo que podemos encontrar ejemplos de buenos escritores en casi todas las profesiones, yo he encontrado muchos en mi carrera. Algunos de ellos con tanto éxito que se han dedicado de lleno a su pasión. Como es el caso de Pío Baroja, António Lobo Antúnes, Moacyr Scliar o William Somerset Maugham, este último nos iluminó, en un momento en que la crítica suponía que los años dedicados a otras carreras eran estériles para la creatividad, Somerset escribió en su diario:  "Vi hombres morir. Los vi sufrir dolor. Aprendí qué era la esperanza, el temor y el alivio...".  Ciertamente, un material precioso para cualquier escritor.

 



[1] Bachelard, Gastón. La poética de la ensoñación. FDE. 1995.

[2] Escuela de Escritores de Madrid.

martes, 25 de abril de 2023

Prólogo de Borges a Bartleby el escribiente

 El examen escrupuloso de las “simpatías y diferencias” de Moby Dick y de Bartleby exigiría, creo, una atención que la brevedad de estas páginas no permite. Las “diferencias”, desde luego, son evidentes. Ahab, el héroe de la vasta fantasmagoría a la que Melville debe su fama, es un capitán de Nantucket, mutilado por la ballena blanca que ha determinado vengarse; el escenario son todos los mares del mundo. Bartleby es un escribiente de Wall Street, que sirve en el despacho de un abogado y que se niega, con una suerte de humilde terquedad, a ejecutar trabajo alguno. El estilo de Moby Dick abunda en espléndidos ecos de Carlyle y de Shakespeare; el de Bartleby no es menos gris que el protagonista. Sin embargo, sólo median dos años —1851 y 1853— entre la novela y el cuento. Diríase que el escritor, abrumado por los desaforados espacios de la primera, deliberadamente buscó las cuatro paredes de una reducida oficina, perdida en la maraña de la ciudad. Las “simpatías” acaso más secretas, están en la locura de ambos protagonistas y en la increíble circunstancia de que contagian esa locura a cuantos los rodean. La tripulación entera del Pequod se alista con fanático fervor en la insensata aventura del capitán; el abogado de Wall Street y los otros copistas aceptan con extraña pasividad la decisión de Bartleby. La porfía demencial de Ahab y del escribiente no vacila un solo momento hasta llevarlos a la muerte. Pese a la sombra que proyectan, pese a los personajes concretos que los rodean, los dos protagonistas están solos. El tema constante de Melville es la soledad; la soledad fue acaso el acontecimiento central de su azarosa vida.


  Nieto de un general de la Independencia y vástago de una vieja familia de sangre holandesa e inglesa, había nacido en la ciudad de Nueva York en 1819. Doce años después moriría su padre acechado por la locura y por las deudas. Debido a la penosa situación económica de la numerosa familia, Herman tuvo que interrumpir sus estudios. Ensayó sin mayor fortuna la rutina de una oficina y el tedio de los horarios de la docencia y en 1839 se enroló en un velero. Esta travesía fortaleció esa pasión del mar, que le habían legado sus mayores y que marcaría su literatura y su vida. En 1841 se embarcó en la ballenera Acushnet. El viaje duró un año y medio e inspiraría muchos episodios de la aún insospechada novela Moby Dick. Debido a la crueldad del capitán desertó con un compañero en las islas Marquesas, fueron prisioneros de los caníbales un par de meses y lograron huir en un barco mercante australiano, que abandonaron en Papeete. Prosiguió esa rutina de alistarse y de desertar hasta llegar a Boston en 1844. Cada una de esas etapas fue el tema de sucesivos libros. Completó su educación universitaria en Harvard y en Yale. Volvió a su casa y sólo entonces frecuentó los cenáculos literarios. En 1847 se había casado con Miss Elizabeth Shaw, de familia patricia, dos años después viajaron juntos a Inglaterra y a Francia y a su vuelta se establecieron en una aislada granja de Massachusetts que fue su hogar durante algún tiempo. Ahí entabló amistad con Nathaniel Hawthorne a quien dedicó Moby Dick. Sometía a su aprobación los manuscritos de la obra; cierta vez le mandó un capítulo diciéndole: “Ahí va una barba de la ballena como muestra”. Un año después publicó Pierre o las ambigüedades, libro cuya imprudente lectura he intentado y que me desconcertó no menos que a sus contemporáneos. Aún más inextricable y tedioso es Mardi (1849), que transcurre en imaginarias regiones de los mares del Sur y concluye con una persecución infinita. Uno de sus personajes, el filósofo Babbalanja, es el arquetipo de lo que no debe ser un filósofo. Poco antes de su muerte publicó una de sus obras maestras, Billy Budd, cuyo tema patético es el conflicto entre la justicia y la ley y que inspiró una ópera a Britten. Los últimos años de su vida los dedicó a la busca de una clave para el enigma del universo.

   Hubiera querido ser cónsul pero tuvo que resignarse a un cargo subalterno de inspector de aduana de Nueva York, que desempeñó durante muchos años. Este empleo, lo salvó de la miseria, fue obra de los buenos oficios de Hawthorne. Nos consta que Melville, entre otras penas, no fue afortunado en el matrimonio. Era alto y robusto, de piel curtida por el mar y de barba oscura.

  Hawthorne nos habla de la llaneza de sus costumbres. Siempre estaba impecable, aunque su equipaje se limitaba a un bolso ya muy usado, que contenía un pantalón, una camisa colorada y dos cepillos, uno para los dientes y otro para el pelo. El reiterado hábito de la marinería habría arraigado en él esa austeridad. El olvido y el abandono fueron su destino final. En la duodécima edición de la Enciclopedia Británica, Moby Dick figura como una simple novela de aventuras. Hacia 1920 fue descubierto por los críticos y, lo que acaso es más importante, por todos los lectores.

  En la segunda década de este siglo, Franz Kafka inauguró una especie famosa del género fantástico; en esas inolvidables páginas lo increíble está en el proceder de los personajes más que en los hechos. Así, en El proceso el protagonista es juzgado y ejecutado por un tribunal que carece de toda autoridad y cuyo rigor él acepta sin la menor protesta; Melville, más de medio siglo antes, elabora el extraño caso de Bartleby, que no sólo obra de una manera contraria a toda lógica sino que obliga a los demás a ser sus cómplices.

  Bartleby es más que un artificio o un ocio de la imaginación onírica; es, fundamentalmente, un libro triste y verdadero que nos muestra esa inutilidad esencial, que es una de las cotidianas ironías del universo.



Idilio, de José Asunción Silva. LA ORQUESTACIÓN MODERNISTA 04-25-24

 Idilio   - Ella lo idolatró y Él la adoraba...  - ¿Se casaron al fin?  - No. señor. Ella se casó con otro.  - ¿Y murió de sufrir?  - No, se...