hacer el amor es algo tan inherente a la literatura
a la lectura o a la escritura,
los tres son placeres afines.
Fui a la Ciudad de México en la circunstancia menos decorosa
la de turista
y para pagar la culpa por la afrenta ante Cuauhtémoc,
me metí a la librería Porrúa frente a la ciudad de Tenochtitlán
a comprar Los Detectives Salvajes de Roberto Bolaño,
500 pesos mexicanos me costó la hazaña,
todavía guardo el recibito. Hubiera preferido robarlo.
De regreso en la ciudad de la vida interior
me he sentado a leer la dichosa obra del autor chileno,
Belano, se llama a él mismo en su propia obra
pero el narrador es José García Madero
y cómo tira...
de noche de día y con todas.
tira como un cabrón adolescente y el libro es una delicia por las detalladas explicaciones del sexo que mantiene,
con María Font, a quien le gusta Sade, y quiere que le den palmadas en las nalgas y en el coño como en los libros de Sade
Sade y siempre Sade, la mejor literatura.
Y con Rosario, una mesera que le propuso que viviera con ella.
Rosario me da tristeza, y le da tristeza a García Madero.
En los primeros días de la lectura (noviembre) se lo chupa sin compasión y sin paga.
Luego es más rutinaria, pero a él le gusta quedarse a su lado porque es una mujer, práctica y hacendosa,
ósea, sabe cómo chuparlo. Que es en el fondo lo que todos queremos.
Alguien que nos organice bien la ropa, mantenga limpia la casa,
cocine y nos deje tiempo para leer poesía y escribir sandeces.
Siempre había querido vivir en Ciudad de México,
y gracias a Bolaño ya cumplí mi sueño,
viviendo tantas noches en medio de prostitutas que soñaban con entrar a la academia de danza, como Lupe,
o con bailarinas que eran más putas que las de la calle ...., como María Font.
En el centro de la obra hay tantas mujeres escritoras, pero los protagonistas son ellos.
recorrí todas las calles de ciudad de méxico y sus terrazas donde viven familias muy pobres y muy felices, porque comen cosas deliciosas.
Tamales, tostadas, teleras, tortillas, totopos, tortas, tacos, tlacolyos, tlayudas y atoles,
y cada día me convenzo mas de que toda la felicidad esta en la cocina, en la mesa, y en luego pegarse una buena cagada,
la digestion es importante.
Lorena Escorcia.
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