lunes, 15 de enero de 2024

Arte poética de Paul Verlaine

 Arte poética 

Prefiere la música a toda otra cosa, 

persigue la sílaba impar, imprecisa, 

más ágil y más soluble en la brisa, 

que –libre de lastre– ni pesa ni posa. 

Que vuestra palabra tenga un indeciso 

y equívoco paso, si lo decidís. 

Nada más hermoso que la canción gris, 

donde lo indeciso se une a lo preciso. 

Detrás de los velos, las miradas bellas. 

En el mediodía, una luz que oscila. 

Un cielo de otoño templado perfila 

un confuso azul de claras estrellas. 

Matiz, claroscuro, veladura sola. 

Nada de color. Sólo los matices. 

El matiz compone parejas felices 

entre sueño y sueño, entre flauta y viola. 

Aleja de ti la punta asesina, 

la gracia cruel y el rictus de hielo, 

que harían llorar los ojos del cielo 

con todo ese ajo de mala cocina. 

Coge la retórica y amordázala. 

Sujeta la rima, y dale sentido 

a esa carambola de vano sonido, 

que, si la dejamos, ¿hasta dónde irá?

¡Ah, la sinrazón de la pobre rima! 

¿Qué párvulo sordo, qué negro mochales, 

nos forjó esa joya de cuatro reales

 que suena a oropel hueco con la lima? 

La música siempre, y en tono menor. 

Que tu verso sea fugaz y suave, 

sutil y ligero, como vuelo de ave 

que busca otros cielos y otro nuevo amor.

Que tu verso sea la buena ventura 

esparcida al aire de la madrugada, 

que huele a tomillo y a menta granada… 

Todo lo demás es literatura.

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